Libertad de opinión, expresión e información y el conflicto con las infracciones penales que sancionan el descredito y la deshonra

Abstract

En el escenario político que se ha desarrollado en nuestro país en los últimos 9 años, uno de los conflictos jurídicos más importantes es el que se ha desarrollado en torno a la libertad de expresión. El Gobierno, para la opinión de muchos no necesariamente opositores, ha opacado mucho a la prensa que no es manejada por el mismo, de manera que se ha tildado a la actual administración del estado como limitante de los derechos a la opinión, expresión e información, opinión que también ha sido reconocida en algunos espacio internacionales que justamente defienden estas formas de libertad. La libertad de opinión, desde sus orígenes ha sido una lucha incesante de las clases sociales, de las sectas religiosas, y por supuesto de los idearios y agrupaciones políticas, y no es sino el derecho a abstraerse una determinación sobre un asunto determinado. El objeto de estudio en la presente investigación son los derechos fundamentales a la libertad de opinión, expresión e información. El derecho como ciencia social, ha sido ampliamente definida en la historia, pero el concepto general más importantes es que el derecho es el conjunto de normas que regula la conducta de las personas en la sociedad. Es el derecho entonces, una limitación de la conducta de las personas, las mismas que nacen siendo libres, pero que involucrándose en la sociedad deben sacrificar esas libertades para mantenerse en el grupo. La actuación de las personas conforme las normas del derecho supone haber arribado a la paz, a la seguridad y por lo mismo al bienestar común, Es así, que el derecho es también un pilar para el bienestar común. El derecho penal, es una de las tantas áreas del derecho positivo, y constituye una herramienta del poder punitivo del estado, que se debe utilizar como última ratio, es decir, como ultima respuesta a los fenómenos sociales. La analogía más común y casi perfecta del derecho penal, es el que tenemos todos de una persona encerrada detrás unos barrotes; ciertamente el derecho penal constituye una amanezca para la libertad personal.