Resumen:
Lo artístico (en este caso, de forma específica, lo poético, aunque los textos que prologo incluyen, además, ensayo y relato) no es un discurso menor, un menos que, un todavía no, es una plenitud, un pléroma, y, en cuanto tal, es irrebasable. Debido a nuestra creencia de que lo que hay se da primariamente a modo de realidad y no de mero e inacabable haber, consideramos que aquellas actividades humanas que pretenden conocer su secreto (y, así, a la vez, postulamos que lo que hay está ordenado al cierre, a la respuesta conclusiva, a la pregunta que cree que es lanzada por una respuesta que la precede y colma) son más envolventes que, o superiores a aquellas que se sitúan en una lógica diferente, en la de la expresión que amplía y no en la de la fórmula que capta y resume la verdad de lo real (y, de nuevo, aquí, deslizamos como previo lo que no es sino fruto de una nuestra mera afirmación, que lo que hay se da a modo de verdad conforme). Del mismo modo, consideramos que la sensación y la imaginación como capacidades (facultades), y lo imaginado y lo sentido como objetos, son o posibilidad de extravío o mero desencadenante de procesos superiores que corrigen y cumplen con rectitud lo allí fingido o sensado mediante la extracción (en su caso) de una verdad indisputada que allí, a lo sumo, conoce su primera floración y, a la vez, su primera ocasión de extravío.