El referirse a un conflicto familiar significa que coexisten disgustos entre dos o más miembros de la familia, un asunto que por lo general surge en las malas relaciones de convivencia. Hoy en día se conoce a la familia por un concepto diferente como consecuencia de la modernidad, referidos por los cambios de estructuras, comportamientos, etc., lo que comprende a la necesidad de conllevarlos a los procesos de mediación. La mediación como mecanismo a la solución de los conflictos comprende un proceso contemplado en el diálogo entre las partes en divergencia, arbitrado por una tercera persona mediador, quien está dirigido a contrarrestar las divergencias a través de sus capacidades. Para la plasmación del proceso de mediación en el ámbito familiar se considera necesario la intervención de una tercera persona debidamente cualificada que pueda conciliar las relaciones y llegar a acuerdos que favorezcan a las dos partes, en este caso se torna a la capacidad de los trabajadores sociales con el funcionamiento de equilibrar y mejorar las relaciones de convivencia de las partes, procurando el derecho de bienestar.